La inmediatez se ha vuelto un requisito indispensable en nuestro día a día. Gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías, disponemos de servicios que permiten la satisfacción inmediata de muchas necesidades. Por ejemplo,si volvemos a casa tras un largo día y no nos apetece cocinar, disponemos a solo un “clic” de una suculenta cena en nuestra mesa en cuestión de minutos sin ningún esfuerzo. Este modo de entender la vida hace que nos estemos acostumbrando a estar constantemente bajo los efectos de la dopamina- ese pequeño neurotransmisor encargado de hacernos sentir placer y satisfacción y que nos mueve en busca de la sensación de recompensa. Lo que podría parecer en principio algo positivo, guarda un lado “oscuro”: recibir este nivel de estimulación de manera continua nos genera algo similar a una adicción. Si si, nos hace necesitar unos niveles de dopamina en el cerebro que no podemos conseguir sin ciertos estímulos. Cuando vivimos en este estado constante nos resulta más complicado aceptar y por tanto manejar ciertas emociones “desagradables” como la tristeza, el enfado, el aburrimiento… ¿Por qué nos ocurre esto? Porque buscamos cualquier alternativa que produzca que nuestro cerebro libere dopamina, obteniendo así una sensación de placer inmediata que evita conectar o enfrentarme a esa emoción no deseada.
Pero ¿qué tiene que ver todo esto con campañas como el Black Friday, el Cyber Monday, etc? Pues realmente es muy sencillo de entender, ciertos sectores han sabido aprovecharse de esta particular “adicción a la felicidad”. El sector del consumo ha sabido alimentar nuestra dopamina a través de las compras. Todos conocemos ese sentimiento de gratificación instantánea que nos produce comprar algo y más aún si sentimos que podemos aprovechar una oferta o descuento. Sin embargo, ¿no has tenido la sensación de haber comprado cosas que no utilizas?, ¿o cuántas veces has comprado algo y después has pensado “realmente no lo necesitaba” ?, ¿Cuántas veces te has dejado llevar por una oferta?
Este tipo de consumo nos bombardea con información precisamente para que nuestro cerebro no procese la información de una manera reflexiva -evaluando con calma si necesitamos algo o no- sino que tomemos decisiones de manera impulsiva para alcanzar ese “pico” de satisfacción de manera inmediata.
¿Cómo consiguen que caigamos en la “trampa”? Algunas de las estrategias utilizadas son, por ejemplo, la disponibilidad temporal de un producto y/o oferta. Generalmente cuando un producto o servicio está disponible por tiempo limitado provoca en el consumidor un mayor deseo de compra inmediata. También reforzar al consumidor cuando está comprando, por ejemplo, a través de mensajes felicitando por añadir más productos al carrito. Esto hace que el consumidor tenga un mayor deseo de compra inmediata y además sienta que se está beneficiando.
Como podéis imaginar es fácil caer en la búsqueda constante de placer, de felicidad evitando conectar con todo aquello que nos parece desagradable. Quizá a modo de reflexión sería interesante que pudiéramos dedicarnos a lo largo de la semana cada uno un tiempo libre de dopamina, un tiempo en el que me libere de la estimulación constante, sin mensajes, sin imágenes, sin campañas, sin recompensas externas, simplemente uno mismo con su calma. Si somos capaces de conectar con esta parte tan inherente al ser humano, tendremos mayor oportunidad de ser capaces de tomar decisiones en función de nuestras necesidades reales.