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Niñ@s con autismo en el confinamiento: el brazalete azul

El titular del periódico dice así: Las familias con niños con autismo, hartas de que se les insulte cuando salen a la calle, deciden identificarse.

 

Hace unos meses, iba caminando por un parque de vuelta a mi casa. A una distancia, vi a un niño de unos 12 años haciendo aspavientos y gritando al lado de la que imaginé  sería su madre. Ella, aparentemente tan sosegada, buscando con cariño la manera de calmarle. Amplié el perímetro de mi mirada para darme cuenta de la cantidad de personas que les estábamos mirando. A medida que me iba acercando, me di cuenta de que probablemente ese niño tenía autismo y que su madre era una experta (experta en ser madre de su hijo). Me crucé con una pareja y mientras les miraban, el hombre dijo: “Menudo malcriado, así no le vas a educar”. La madre lo escuchó y, en consecuencia, la madre lo sintió. Esto es algo que muchos padres y madres de mi consulta me han contado. Pero jamás se puede entender el autismo desde nuestros prejuicios más personales.

 

Para una persona con autismo (o con otros problemas relacionados con la salud mental), los CAMBIOS en su rutina no son solo molestos, como lo son para la mayoría de nosotr@s. Para ell@s son DOLOROSOS. Una de las primeras cosas que se les sugiere a las familias con hij@s con autismo es que tengan una vida muy organizada, estable y PREDECIBLE. Por tanto, mientras que para much@s de nosotr@s el confinamiento está siendo un proceso molesto, de sacrificio con sus subidas y bajadas e, incluso,  una posibilidad de crecimiento personal, para otr@s much@s está siendo una lucha titánica, tanto para ell@s como para sus familias.

 

Siempre ha resultado difícil imaginarse en la piel de uno  lo que uno no vive en la propia. Y, como dicen que una imagen vale más que mil palabras, os animo a ver el próximo vídeo, para poder entender las vivencias de una persona con autismo. Y como lo que para much@s de nosotr@s supone la cotidianidad más cómoda, para ellos supone una lucha de la que no tod@s saldríamos airosos.

 

https://www.youtube.com/watch?v=DSRe-0AWrLE&t=9s

 

Ahora, esta lucha se ha trasladado a integrar en sus vidas esta situación tan poco común, que despierta temores, cargada de incertidumbre y descontrol; precisamente, lo contrario a lo que más arriba he indicado como terapéutico y recomendable en sus vidas. Y en esta lucha, entre tantas que llevan cada día, estas familias buscan un respiro para sus hij@s: DAR UN PASEO. Sin embargo, hay quienes han recibido juicio, gritos, etc. Lo que iba a suponer un respiro, no solo ha supuesto mayor angustia para el menor, sino que se ha convertido en otra mirada y juicio con el que cargar.

 

Parece ser que hay quienes se han convertido en jueces y juezas populares. Eso sí, con un enorme desconocimiento de la causa y con poco sentido y saber de la justicia. Y una vez más, las familias de estos niñ@s han buscado solución: poner un brazalete azul a sus hij@s para protegerl@s.

 

Hay much@s que dicen: “es injusto que se les estigmatice con el brazalete azul, siempre acaba pagando el plato quien no debe”. Cierto, hay mucho que cambiar y en ello estamos. Mientras que la población aprendemos, muy poco a poco, a respetar y a interpretar con otra mirada aquello que desconocemos, estos niñ@s y sus familias siguen su lucha. Hay una frase que llevo conmigo siempre, en mi vida profesional y personal: “Cada persona que ves, lleva una lucha de la que tú no sabes nada. Se amable, siempre”.

 

Hay para quienes salir a dar un paseo no es un CAPRICHO sino una NECESIDAD. Por lo tanto, animo a tod@s a lo siguiente: al mirar por la ventana, aprendamos a parar y a hacer una interpretación diferente a la que nos guiarán,  impulsivamente, nuestros propios prejuicios.

 

Albia Lobato Rico

Psicóloga especializada en infancia y adolescencia