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El duelo, un momento difícil en nuestra vida

“Creyó que el dolor le mataría, pero un día descubrió, que tanto lo quisiera como no cada mañana amanecía. Y aprendió a recibir a las mañanas como recibe la flor la escarcha fría, cobijando el sufrimiento en su mirada, inventando, sin saberlo, un nuevo día. Prefirió el dolor al desespero de lanzar su recuerdo al cruel olvido, y pensó que llenaría con sus sueños un océano de luz con lo vivido”.

Definición:

El duelo es un proceso normal y adaptativo que experimentamos para sanar gradualmente las heridas sufridas por una pérdida.

Éstas, pueden ser de varios tipos: muerte de un ser querido, enfermedad, ruptura de una relación, pérdida de un empleo, etc.

El proceso de duelo necesita tiempo para resolverse en todos los niveles en que lo vivimos: emocional, físico, cognitivo y, en muchos casos, espiritual.

Manifestaciones externas e internas:

Durante el duelo, nos invaden diferentes emociones, sensaciones y pensamientos. El llanto, la rabia, la sensación de oír o ver a nuestro ser querido, pensamientos de desesperanza, la agresividad y otras reacciones, son considerados normales en estos momentos.

Para elaborar y superar la pérdida es aconsejable atender a éstas sensaciones y aprender a manejarlas. Si las negamos o huimos de ellas, es posible que nos conduzcan a comportamientos desadaptados.

El grado de intensidad con la que vamos a vivir este proceso, va a depender de varios factores: el tipo de relación que nos unía a nuestro ser querido, una muerte repentina o inesperada, la despedida, el grado de control percibido, el pronóstico médico, el apoyo social, experiencias previas de duelo, etc.

El duelo, un momento difícil en nuestra vida

Etapas del duelo:

Se suelen sentir durante el duelo sensaciones como «oleadas» o ciclos de dolor que van y vienen. Entre las etapas que se van pasando nos encontramos con:

  1. Fase de Shock. Es un estado de desconcierto en el que nos cuesta aceptar la realidad. Se encuentra caracterizado por la presencia de conductas automáticas. Algunas veces se actúa como si no hubiera ocurrido nada, otras, nos quedamos paralizados sin poder hacer nada o inaccesibles. Es normal creer ver a la persona que hemos perdido, por ejemplo, andando por la calle, o escuchar su voz por la casa. Se trata de un estado protector que sirve para dar tiempo y asumir la información recibida. Puede durar horas o incluso algunos días.
  2. Fase de Rabia o Agresividad. Durante el proceso de duelo, van a aparecer sentimientos de injusticia y rabia que pueden ir dirigidos a la persona que falta o a aquellos que consideramos responsables de su pérdida.
  3. Fase de Tristeza y Desesperanza. Es lógico y saludable experimentar tristeza y dolor por la pérdida sufrida. Cada uno de nosotros, la vive de una forma. No es obligatorio llorar, y tampoco es ningún problema si eso es lo que se necesita hacer. Se empieza a tomar conciencia de que la pérdida es irreversible.
  4. Fase de Negociación. Con el tiempo se reorganiza la vida cotidiana asumiendo la nueva situación, y poco a poco nos habituamos a nuestro día a día.
  5. Fase de Aceptación. La pérdida deja un vacío irremplazable y jamás volverá a ser la misma. Aceptar la pérdida es reconstruirnos y fortalecernos a través del aprendizaje por la experiencia vivida.

Elaboración del duelo:

En ocasiones, el dolor nos bloquea, nos influye tanto que no podemos continuar con nuestras vidas, nos superan los problemas. Es probable que estemos viviendo un duelo patológico y necesitemos ayuda profesional.

Podemos ayudarnos de técnicas que nos faciliten vivir éste periodo de forma saludable: hablar de lo que ha sucedido, compartir las emociones-sensaciones-pensamientos que nos invadan, preguntar dudas, aprender a relajarnos, etc.

Elaborar un duelo implica: vivir las emociones, aceptar la pérdida y reconducir nuestras vidas guardando en nuestro corazón aquello que hayamos perdido.