¿Qué es?
Se trata de una conducta de abuso de los sistemas de juego de azar en los que se apuesta dinero o sus equivalentes.
El uso repetido, la reiteración de la conducta, conlleva la pérdida de control, con fallo sistemático de la resistencia al impulso a jugar. El sujeto describe la presencia de un impulso intenso a jugar, difícil de controlar y afirma ser incapaz de dejar de jugar mediante el único esfuerzo de su voluntad.
La conducta resulta ser deteriorante para la salud, las relaciones, la economía y el trabajo de la persona y sus allegados.
Se puede dar una preocupación con pensamientos o imágenes mentales relacionadas con el acto de jugar o con las circunstancias que lo rodean.
Epidemiología del juego patológico
Del 60 al 80% de la población practica juegos de azar. El 12% juega excesivamente. El 3% de las personas son enfermas de juego patológico.
En España, un millón y medio de personas tienen problemas con el juego o sufren ya esta enfermedad.
Es posible establecer relaciones entre riesgo de sufrir juego patológico y determinados condicionantes de índole social (facilidad de juego, permisividad social y legal), familiar (educación) y personal (rasgos predisponentes).
Con frecuencia es posible reconocer el problema desde edades tempranas (adolescencia), el cual se presenta asociado a otros desórdenes de conducta (consumo de drogas, depresión) o a otros factores de riesgo psicosocial (grupos étnicos, delictividad, etc.…).
Síntomas
– Preocupación por el juego, tanto recordando experiencias pasadas con el juego, como anticipando las futuras conductas relacionadas con este.
– Necesidad de aumentar el tiempo dedicado al juego y con una cantidad creciente de dinero, para poder conseguir el placer deseado.
– Aparición de sentimientos de inquietud e irritabilidad al tratar de para o evitar el juego.
– Utilizar el juego como medio para evadirse de los problemas o el malestar emocional.
– Recurrir a la mentira como forma de ocultar el grado de implicación en el juego.
– Cometer actos ilegales (robo, falsificación,…) para poder financiar el gasto del juego.
– Arriesgar o perder trabajos o relaciones significativas por el juego.
– Recurrir a otros para conseguir dinero que pueda aliviar la mala situación financiera a cusa del juego.
Cómo se diagnostica
La detección es relativamente sencilla, pero el hecho de que la familia o los amigos sospechen que la persona en cuestión juega más de lo debido, no quiere decir que sea un jugador patológico, por lo cual es absolutamente fundamental que se deje diagnosticar, para lo que es preciso que acuda a un servicio de salud o a un experto.
Los criterios que permiten sospechar que una persona está empezando a sufrir problemas de juego excesivo, o incluso los que puedan indicarnos que ya es un jugador patológico establecido, son los siguientes:
– Que muestre una creciente preocupación por el juego.
– Que aumente la frecuencia del juego.
– Que juegue en solitario.
– Que tenga ganancias inesperadas o pérdidas inexplicables.
– Que aumente la tolerancia al juego (cada vez más….).
– Que se aísle de la familia o los amigos.
– Que rechace los comentarios sobre el juego.
– Que lo niegue todo cuando se le dice algo.
– Que se muestre irritable, deprimido o desesperado.
Pronóstico
La ludopatía se aprende, facilitada por factores sociales, psicológicos y personales. Esto explica la dificultad de superar fácil y rápidamente el problema, al contribuir a ello importantes elementos presentes en la vida cotidiana.
Se puede dejar de ser ludópata pero no inmediatamente después de abandonar el juego. El proceso es un poco más largo. Cuando llega el momento en que el ludópata ha dejado de tener pensamientos relacionados con el juego, no tiene tentaciones y no le apetece jugar, todavía tendrán que pasar varios años para que podamos afirmar que esa persona ha dejado de ser ludópata.
Tratamiento
En la actualidad el juego patológico es una patología muy frecuente y muy grave, pero que puede y debe ser detectada y tratada.
El tratamiento debe incluir tanto un plan terapéutico del propio juego patológico como de los trastornos asociados, así como un abordaje amplio y comprensivo de los determinantes sociales y personales de este tipo de juego y de las consecuencias laborales y familiares que conlleva.
Las alternativas terapéuticas y los métodos concretos utilizables son diversos y deben practicarse siempre de modo plural y coordinado, incluyendo:
– Medidas de promoción del autocontrol: “conocer el problema y conocerse mejor ayuda a resolverlo”.
– Técnicas psicológicas específicas: técnicas operantes, exposición en vivo con prevención de respuesta, terapia cognitiva, entrenamiento en habilidades sociales, entrenamiento en solución de problemas.
– Tratamientos psicofarmacológicos.
– Tratamiento de la patología asociada.
– Utilización de los recursos sociales y los grupos o asociaciones de autoayuda.