Si entendemos la Salud como el bienestar tanto físico, como psíquico y social, que nos permita vivir y participar activa y productivamente en la comunidad, podríamos caer en la tentación de calificar la adolescencia como insana. En la etapa de la adolescencia se viven situaciones que de por sí son desequilibrantes. El adolescente debe conseguir independizarse de los padres, estableciendo una identidad sexual adulta, un sistema de valores, una identidad propia, con criterios propios y una sensación de adecuación y satisfacción consigo mismo.
Este largo y tortuoso trayecto se comienza hacia los diez años y se concluye, cuando se concluye convenientemente, a los 19 años. Sin embargo esto no siempre es así y en muchas ocasiones los adultos siguen manteniendo actitudes y conductas que podrían ser consideradas normales en la adolescencia y se transforman en inadecuadas en la madurez.
La adolescencia puede ser dividida en tres grandes fases en una temprana que habitualmente transcurre entre los once y trece años, en la que se producen los grandes cambios físicos con los que el niño nota que se está haciendo mayor y que técnicamente se designa como pubertad; una segunda fase que se suele dar entre los catorce y dieciséis años y corresponde al momento en el que el adolescente se ve impelido casi instintivamente a buscar compañeros de viaje y crea grupos de iguales en los que va forjando su identidad propia, muchas veces muy contraria a la deseada por los padres, y por último la etapa tardía, entre los diecisiete y diecinueve años en los que al fin el adolescente se va pareciendo a un adulto e incrementa su independencia y autonomía personal.
La etapa de la adolescencia se intenta explicar desde muy diversas perspectivas. Eric Erikson, psicoanalista norteamericano, que desarrolló la que denominó teoría psicosocial, describió la etapa de la adolescencia como el periodo en el que el individuo se debate entre la búsqueda de su identidad o la difusión y confusión de la misma. Otro interesante autor como Albert Bandura, psicólogo conductista canadiense, que nos habla del Aprendizaje Social y los sistemas de modelación de la conducta, con los que según este autor el individuo logra aprender de su contexto las maneras de proceder y que en la adolescencia toman una posición determinante en la formación de la personalidad del individuo. También dentro de este ámbito de la comprensión de la etapa adolescente Jonh C. Coleman describe en su teoría focal la labor del adolescente que debe ir resolviendo los conflictos a los que se debe enfrentar de una manera secuencial para no entrar en el caos que significaría solucionar todo a la vez.
Por su parte, Carls Rogers, psicólogo humanista, aborda la adolescencia como un momento en el que el individuo establece un sistema de valores propios, independientes de su propia familia como forma de madurez. Kurt Lewin, psicólogo que se centró en el estudio de la psicología de los grupos, pone el acento en la importancia que la pertenencia al grupo adquiere a lo largo de la adolescencia y de la posibilidad de quedar temporalmente fuera del grupo. Otra interesante visión de la adolescencia nos viene de la mando de Anna Freud que describe como un periodo en el que se deben resolver numerosas pérdidas, se plantean entonces duelos en relación a aspectos que el niño debe abandonar para convertirse en un adulto. Sin embargo Margaret Mead en su estudio sobre la adolescencia pone encima del tapete aspectos que tienen que ver con elementos culturales que son los factores que condicionan de manera determinante el desarrollo de la persona.
En definitiva la adolescencia se convierte en un periodo de la vida en la que cada cual se ve impulsado por fuerzas externas e internas a buscar un cambio de rol. Es una etapa fundamental para el desarrollo de la auto estima, en la que ha de decidirse quién se quiere ser y qué sistemas de valores regirán la vida de entonces en adelante.
Este hecho ha existido desde que la humanidad dejó de ser animal, y aunque podemos observar como este proceso puede ser muy distinto en las diferentes sociedades, podemos todavía contemplar en tribus la existencias de rituales iniciáticos por las que el niño pasa a ser hombre adulto o la niña mujer capaz. Lo primero que nos puede venir a la mente es los rituales iniciáticos en las tribus primitivas, sin embargo estos también se dan en las tribus modernas, las que podemos denominar tribus urbanas, que son modelos necesarios para que el adolescente pueda ir adquiriendo una identidad.
Pero en la adolescencia no podemos olvidarnos del papel que juegan los padres, como elementos fundamentales y determinantes tanto del proceso como de la resolución de todos los conflictos que se plantean. Es cierto que los padres empezaron a actuar mucho antes de esta fase y pueden caer en el error de querer mantener los mismos parámetros y las mismas actitudes que hasta ese momento habían sido efectivas, sin caer en la cuenta de que el adolescente cambia inexorablemente a pesar del deseo de algunos padres que les gustaría que sus niños no creciesen (y ellos no hacerse mayores). Los padres deben tener en cuenta las dificultades del adolescente para resolver sus inseguridades, proponiendo un estilo educativo flexible y adaptado a las características y contexto de cada uno, creando un ambiente que permita el crecimiento y la progresiva autonomía.