Uno de los más efectivos y poderosos métodos para reducir la ansiedad generalizada y vencer la predisposición a las crisis de angustia, es un programa de ejercicio vigoroso y regular.
El ejercicio físico regular tiene un impacto directo sobre diversos factores fisiológicos que están en la base de la ansiedad, y trae consigo:
- La reducción de la tensión muscular, mayormente responsable de las sensaciones de “estar tenso” o “rigidez”.
- Un metabolismo más rápido del exceso de adrenalina y tiroxina en la corriente sanguínea, cuya presencia tiende a mantener un estado de excitación y vigilancia.
- La descarga de la frustración de “no – salida”, que puede agravar reacciones fóbicas o de pánico vital.
- La reducción del stress y el incremento de la energía.
Algunos de los beneficios fisiológicos generales del ejercicio incluyen:
- Aumento de oxigenación de la sangre y el cerebro, incrementando la concentración y la atención.
- Descenso del PH en la sangre, incrementándose el nivel de energía.
- Mejora de la digestión y de la comida.
- Mejora de la eliminación de toxinas (de la piel, pulmones e intestinos).
- Descenso en los niveles de colesterol.
- Descenso de la presión sanguínea.
- Mejora en la regulación del azúcar en la sangre.
- Pérdida de peso y supresión del apetito.
Diversos beneficios psicológicos acompañan a estas mejoras físicas, incluyendo:
- Incremento de la sensación subjetiva de bienestar.
- Reducción en la dependencia del alcohol y drogas.
- Reducción del insomnio.
- Mejora de la concentración y la memoria.
- Reducción de la depresión.
- Incremento de la auto – estima.
- Mayor sensación de control sobre la ansiedad.