Hace unos días hablábamos sobre la importancia de manejar la incertidumbre en tiempos tan inciertos como los que corren ahora mismo.
Desde luego, no solo los adultos tenemos dificultades, miedos, inseguridades, para manejar esta situación. Los más pequeños de las familias también sienten que la situación ha cambiado, y mucho. La manera en la que van al colegio, en la que se relacionan con sus iguales, incluso con sus profesores, es muy diferente de cómo lo hacían en febrero. En un mundo en el que la inmediatez es tan solicitada, no saber qué va a ocurrir de aquí a unos días puede generar mucho malestar.
Pero, ¿y qué podemos hacer con los más pequeños para enseñarles a manejar este malestar emocional?
En primer lugar es un gran momento para enseñarles que no tenemos respuesta para todo en la vida, y que, muchas veces, debemos simplemente, buscar soluciones a los problemas a corto plazo.
En estos momentos en los que no es posible planificar a medio-largo plazo, cobra mayor importancia vivir el presente. Reevaluar la situación tan cambiante y cubrir las necesidades que van surgiendo en cada momento. ¡No olvidemos que los más pequeños son expertos en esto! Observemos la manera en la que se alegran cuando encuentran un juguete perdido, o lo fácil que se olvidan de él cuando lo pierden. Sin pensar en el futuro, en si lo echarán de menos o si lo necesitarán más adelante. Aprovechemos esta situación para aprender de ellos y reforzar algo tan inherente al ser humano como es el vivir el presente.
Desde luego para esto debemos pasar por un proceso clave, la aceptación emocional. Comprender en estos días que, puedo sentirme triste, enfadado, preocupado… y permitirme sentirlo, aceptando que, cada momento de mi vida va acompañado de una emoción, será clave para manejar la frustración. Es bueno dedicar un momento en el día a preguntarse ¿cómo me siento? ¿por qué?. A veces, podremos hacer algo para mejorar la situación, otras sin embargo, solo podré comprender por qué me siento así.
Para poder ofrecer a los niños un espacio en el que dediquen unos minutos a pararse y poder transmitiros sus miedos y preocupaciones, os ofrecemos esta herramienta.
Elaborad juntos un árbol de cartulina grande que podréis colocar en una puerta, una pared… Será “el árbol de las preocupaciones”. Una vez al día, cuando lleguen del cole, antes de salir de casa…os podéis sentar frente al árbol y colocar con post-it las preocupaciones que tiene “me siento… porque….”. De esta forma, permitiremos que expresen sus miedos y preocupaciones y aprendan a convivir con ellas y con la idea de que no todo está bajo nuestro control.
Ante todo, permitamos a los más pequeños expresarse sin ser juzgados. Si algo nos ha enseñado esta situación es que, el hogar, al fin y al cabo, debería de ser nuestro refugio cuando las cosas van mal.