Psicoterapia Individual o Grupal

Si vamos más allá de las diferencias evidentes entre la psicoterapia individual (PI en adelante) y la grupal (PG en adelante), encontraremos que ambas técnicas de tratamiento pueden ser planteadas como complementarias en el proceso que una persona inicia en un trabajo personal como es la psicoterapia. Puede resultar interesante profundizar en qué nos ofrece una y otra técnica en relación con qué podemos obtener, en este caso, como pacientes. Lo primero y más importante es saber que tanto la PI y la PG están científicamente respaldadas y que representan herramientas validadas y fiables para el tratamiento en salud mental. De la misma manera, los profesionales que llevan estos tratamientos deben estar específicamente entrenados y avalados por los distintos organismos, para ejercer su profesión con las garantías que este tipo de trabajo exige.

Una vez tenemos la fiabilidad de la herramienta y de los técnicos, podemos comenzar a pensar en varias cuestiones:

– ¿Por qué una u otra técnica?
– ¿Qué diferencias puedo encontrar en ellas?
– ¿Qué puedo obtener de cada una?

Hay diversos criterios que el clínico debe de utilizar para elegir entre una técnica y otra. Si tomamos una situación tipo, en la que una persona sufre determinados síntomas pero que está en disposición para poder pensar sobre lo que le pasa (no está en crisis aguda o atravesando dificultades que comprometan sus capacidades cognitivas), el clínico valora en cuál de las dos situaciones el paciente obtendrá un mayor beneficio. Para el paciente ambas situaciones representan un cambio importante en su vida, añade un espacio, o dos, semanal para pensar y trabajar en si mismo. El objeto de la reflexión es él mismo, sus síntomas y sus funcionamientos interrelacionales, su mundo emocional, su mundo afectivo, sus personas significativas, sus dificultades laborales, sus miedos, su indefensión…

En cualquier caso, el paciente trabajará todos esos aspectos que son los que, de un modo muy general, están comprometidos en los consecuentes síntomas y otras dificultades que pueda sentir en su vida diaria.

El encuadre individual ofrece un espacio de trabajo más recogido, aparentemente más protegido pero, al mismo tiempo, más vertical (histórico, biográfico) y tendente a los detalles y a la concreción. El grupal resulta un espacio más horizontal, menos histórico, donde los detalles y la secuencia de los hechos que van ocurriendo ceden terreno al “aquí y el ahora”, a qué sucede en ese momento en el grupo y como podemos relacionarlo con las cosas que nos suceden fuera. En este sentido, el grupo tiene un ingrediente de experiencia emocional que la PI a veces no tiene. La PI busca una situación y explica el hecho de la individualidad, todos somos individuos, y, desde este prisma, piensa y revisa todas las dificultades que el paciente presenta. Sea del marco teórico que sea, ofrece un espacio privilegiado para pensar y elaborar nuestra historia en unos casos, las pérdidas que hemos tenido o los impactos emocionales que nos han afectado, podremos revisar las defensas psíquicas que empleamos, nuestras estrategias de afrontamiento, y discurrir nuestros miedos y nuestras dudas, que muchas veces las llevamos encima y otras van surgiendo al hilo del tratamiento. La PG reproduce la otra parte de la vida, la vida grupal: la familia, el trabajo, las amistades, el ocio, la escuela… Son grupos en definitiva, donde sentimos y hacemos la mayor parte de nuestros procesos y crecimientos. Reproduciendo una situación natural como la del grupo en un espacio seguro de mucha fiabilidad, posibilitamos sentir, pensar y relacionarnos de la misma manera en las que lo hacemos en la vida diaria, con la diferencia de poder pensar acerca de todo ello, en tanto y cuanto estamos en una situación externa de fiabilidad y donde hay muchas cabezas pensando y se ponen en común muchos puntos de vista.

En definitiva, pensamos que ambas técnicas son complementarias y que la mayoría de los pacientes se van a poder beneficiar de ellas. Dependerá del criterio del clínico y del momento en el que se encuentre el paciente.

*Más adelante publicaremos las partes II y III de esta serie.

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