Desde hace un tiempo se está empezando a hablar de las adicciones sin sustancia. Cuando hablamos de esto, se trata de aquellas adicciones en las que no hay una sustancia psicoactiva (alcohol, tabaco,
cocaína, etc…) como base del fenómeno adictivo, sino una conducta que se convierte en
patológica en función de la intensidad, frecuencia o cantidad de dinero invertida en ella, y del
grado de interferencia en las relaciones familiares, sociales y/o laborales de las personas
implicadas.
Este tipo de adicciones presentan características clínicas similares a aquellas con sustancia
psicoactiva, como la pérdida de control, la excitación excesiva antes de realizar dicha conducta
y el alivio en el momento de realizarla.
Para poder ayudar a las personas que se encuentran en esta situación, debemos tener el objetivo en el reaprendizaje del control de la conducta para volver a un uso racional de la misma.
En primer lugar, es muy importante que aparezca la deshabituación, desarrollando un nuevo proyecto de vida, realizando actividades de ocio saludables y teniendo relaciones sociales. Más tarde, es importante el trabajo sobre las habilidades que tiene la persona para que le ayuden a lidiar con sus dificultades, ya que son esas capacidades las que le van a ayudar a construir su proyecto de vida.
Existen muy diversas modalidades de tratamiento:
- Terapia Individual
- Terapia Grupal
- Intervención en Crisis
- Terapia Familia
- Tratamiento farmacológico
- Prevención de Recaídas basado en Mindfulness
La realidad es que las adicciones sin sustancia, al igual que cualquier otro problema de salud mental, es fundamental que sea atendido. Uno debe ser consciente de qué le daña y de buscar la manera de empezar a encontrarse mejor. En muchas ocasiones, la ayuda profesional es necesaria para poder dar respuesta a un problema más complejo de lo que aparentemente parece.