Los medios nos hablan constantemente de la nueva normalidad, pero lejos de resolvernos dudas este término nos las genera. ¿A que se refieren con nueva normalidad? ¿Qué se podrá hacer y qué no? ¿Será esta normalidad algo a lo que nos acostumbremos? ¿Será algo que dure mucho en el tiempo?
Es complicado gestionar todo lo que estamos viviendo, en primer lugar porque no tenemos referencias pasadas sobre cómo hacerlo, en segundo lugar porque el nivel de incertidumbre es altísimo, y en tercer lugar porque está en juego algo que nos importa a todos, la salud.
El miedo que sentimos sobre cómo será esta nueva normalidad es lógico y adaptativo. Las personas solemos tener miedo a las cosas que no conocemos, y es precisamente este el que nos hace estar alerta. El mismo que nos permitió sobrevivir en la época de las cavernas y el que nos va a permitir estar atentos y cumplir con las medidas de higiene. Comprender que esto que sentimos nos va a ayudar y no juzgar el hecho de estar pasándolo mal, es lo que va a hacer del miedo algo más llevadero. Cuando sentimos miedo y además de eso nos juzgamos a nosotros mismos por sentirlo, la sensación es mucho más incómoda y angustiante.
Otra de las cosas que probablemente nos esté pasando es que a veces nos contagiamos de la emoción de otras personas. Probablemente, todos tenemos cerca a alguien que está realmente angustiado con el Covid-19, y es natural que al hablar con ellos sus preocupaciones nos salpiquen. Esa sensación de malestar que el otro nos describe, consigue a veces hacernos sentir igual. Es importante ser consciente de que cada uno percibe, siente y vive las cosas de manera diferente, en gran parte debido a su historia personal. Asimismo, es importante que tratemos de comprender a la otra persona, que seamos empáticos, pero que no dejemos que su emoción nos empape.
El ser humano es resiliente, y por lo tanto nos adaptaremos a vivir con mascarilla, a lavarnos más las manos, a estar atentos y a tratar de ser lo más higiénicos posible. Nos adaptaremos a lo que esta nueva normalidad nos traiga, aunque esta adaptación pueda costarnos tiempo y sufrimiento.
De hecho, es importante que seamos cautos y vivamos atentos en esta desescalada. El virus sigue en la calle y es vital que nosotros sigamos siendo responsables y tomando las medidas necesarias para cuidarnos a nosotros mismos y a los demás. Por lo tanto, son precisamente estas emociones tan incómodas que estamos teniendo las que nos van a ayudar a no relajarnos demasiado. El miedo, la incertidumbre y la incomodidad harán su trabajo y una vez más, nos ayudarán a sobrevivir como especie.